lunes, 20 de diciembre de 2010

CONTEXTO

Responsabilidad compartida: El compromiso que deben asumir todos los actores de la cadena de reciclaje de aparatos electrónicos. Una gran parte de la responsabilidad recae en los consumidores, que deben saber que los dispositivos tienen un tratamiento diferente a la basura tradicional.




En Colombia, la gente se guarda los equipos, por lo que hay que enviar mensajes fuertes para que los integren a la cadena de reciclaje.



¿Por qué reciclar?: Los aparatos electrónicos que se desechan tienen numerosos materiales perjudiciales para la salud humana y animal. Los monitores y televisores fabricados con tubos de rayos catódicos (aquellos que no son de pantalla delgada) tienen entre cuatro y ocho libras de plomo; los de formato delgado poseen menos plomo pero más mercurio.



Estudios médicos demuestran que la exposición a metales como estos causa daños en el cerebro y los riñones, entre otros órganos. A su vez, el cadmio presente en una sola batería de celular es suficiente para contaminar más de 150 mil galones de agua.



Son cerca de mil materiales, muchos de ellos tóxicos, entre los que se encuentran solventes basados en cloro, retardantes de flama polibromados, PVC, metales pesados, plásticos y gases que se utilizan para fabricar productos electrónicos y sus componentes.



Según la Unión Europea, los desechos electrónicos crecen tres veces más rápido que la basura tradicional y pronto alcanzarán los 40 millones de toneladas métricas, cantidad suficiente para cargar una fila de camiones entre Colombia y China.



¿Qué hacer con una computadora vieja? Ésa es la pregunta que se hacen miles de personas en una época en que la vida útil de un computador promedio se ha reducido a dos años, según la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA). Si es de los que depositan una computadora no deseada en el cuarto de reblujo, debe saber que esta práctica puede tener consecuencias muy serias. Los computadores, así como las pilas, los celulares y otros equipos, contienen elementos tóxicos como el plomo, el mercurio, el cadmio y el bario. Al depositarse en vertederos al aire libre o al ser quemadas, estas sustancias contaminan el suelo y el aire, pasan luego al agua y afectan a las comunidades aledañas.

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